22OCT 2025
LIBRO LA UNDRIMBRE AFECTIVA


Pueden adquirirlo en la Oficina Parroquial de nuestra Parroquia

Costo por unidad: B/. 10.00




El Homo sapiens, en su camino evolutivo, se descubre necesitado de amor; necesitado de un grupo, que le dé afecto, que le enseñe cómo vivir, que le enseñe los usos y las costumbres de la vida social: se descubre un ser social. Este descubrimiento lo hace, en el seno de su familia el niño. No puede sobrevivir sin la ayuda de sus padres, de sus hermanos, de sus abuelos: somos animales sociales. Necesitamos de El clan. Necesitamos de la sociedad. Necesitamos del conglomerado humano para poder lograr nuestros objetivos.
Aristóteles llamó al ser humano un animal político, porque vive en la polis, relacionado con los demás. Allí, en la polis, debe ejercer las virtudes para poder tener una convivencia sana y armoniosa, y poder lograr la finalidad suprema, que es para Aristóteles la felicidad. El ser humano descubre que la felicidad no la puede vivir solo consigo mismo. La felicidad se vive con los otros, en comunión con los demás y, sobre todo, en amor con los demás. Santo Tomás de Aquino, gran estudioso de Aristóteles nos dice que el ser humano es un ser indigente: necesitado de amor. Un mendigo de amor que va buscando llenar el morral de su vida de sentido, y de amor.
La filosofía de los Ilustrados del siglo XVIII afirmaba que la razón y la ciencia iban a permitir que la humanidad dejará atrás la superstición religiosa. Estas herramientas lograrían que la humanidad venciera los obstáculos que impedían la felicidad. La razón y la ciencia iban a lograr superar las enfermedades, las hambrunas y las epidemias. Y alguno incluso, de manera ingenua, llegó a pensar en lograr la inmortalidad. Algunos lo han llamado el sueño. de la razón ilustrada.
Pero el sueño empezó a tener crisis en el mismo siglo XIX, cuando se vio que la gran revolución industrial provocó otros males. El crecimiento de las ciudades provocó un caos social: delincuencia, desempleo, cinturones de miseria alrededor de las megaciudades. Y el siglo XX, con toda su ciencia y su técnica, produjo dos bombas atómicas. Las dos Guerras Mundiales desenmascararon los odios y egoísmos del ser humano.
Ante estas muestras de inhumanidad surge la filosofía personalista. Martín Buber, Emmanuel Levinas, Karol Wojtyla, Romano, Guardini hicieron que volviéramos a mirar al ser humano a los ojos; que nos preocupe el otro, que descubramos que el proyecto humano se realiza en sociedad; que el proyecto humano se realiza en comunión, que el proyecto humano es el amor. El hombre se redescubre indigente, necesitado de amor. Y en un culmen de injusticias y desigualdades que no resuelve la ciencia, la misericordia, la caridad y la solidaridad nos vuelven a mostrar que el camino es el amor. El camino es darnos; el camino es amar y ser amado.
Esa necesidad de amor se descubre en la niñez. El hombre es un indigente de amor desde que está en el vientre de su madre. Si bien no se puede hablar de emociones en el embrión, luego del nacimiento las condiciones familiares van determinando la personalidad del niño. La seguridad, la paz, el amor y la estabilidad que haya en el seno familiar permitirán un crecimiento pleno en el niño y en el adolescente.
En todo este contexto, el estudio que nos brinda el padre Nelson Magallón nos invita a fijarnos en el ser humano indigente y necesitado de afectos. En su libro, el padre Nelson va recorriendo la filosofía personalista de Martin Buber y de Emmanuel Mounier para recordarnos que parte de la identidad humana es la relación yo-tú. Yo me desarrollo plenamente cuando miro al otro. Cuando reflexiono alrededor del otro y eso mismo me permite trascender.
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